¿A vos, qué te detiene? Ayudando a mis hijos a vencer miedos
Dra. Krystel Sánchez Alemán
Psicóloga
One to One
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Como adultos, es común que no comprendamos muchos de los miedos que tienen los
jóvenes, o que incluso, minimicemos sus temores porque consideramos que son
“insignificantes”, “drama” o “exageración”.
Sin embargo, los temores en la adolescencia deben ser valorados, ya que es justo en
este periodo cuando más nos necesitan y cuando más requieren soporte,
acompañamiento y sensación de empoderamiento, y que nosotros como padres y
docentes somos quienes les podemos aportar.
Para poder comprender estos temores y poder brindar herramientas para vencerlos,
es necesario tener claro qué es un miedo. Además, no podemos obviar las
características propias de la adolescencia, que son tan importantes esta etapa de la
vida.
Cuando se habla de miedo, hacemos referencia a ese conjunto de emociones y
sensaciones que surgen ante la presencia de un peligro, ya sea real o imaginario.
El miedo es bueno porque nos permite la supervivencia, no obstante, también nos
puede llegar a limitar el cumplir muchos deseos y sueños en la vida.
Continuando con el tema del miedo, comprendemos que lo que provoca temor en
cada persona es diferente, depende de la situación, el contexto, la personalidad, su
historia única y particular de vida.
Por otra lado, y siendo una de las razones por las cuales debemos ayudar a los
adolescentes a vencer miedos, es porque el miedo hace que busquemos en nuestra
mente el peor de los escenarios, aun cuando en muchas ocasiones, ni siquiera llega a
ser verdaderamente una situación perjudicial para nosotros.
Es así como en el caso de los adolescentes, es muy probable encontrar con muchos
miedos, temores e inseguridades, ya que en esta etapa se encuentran, según Erik
Erikson, en la exploración de la identidad versus la difusión de la identidad, es decir,
están construyendo y respondiendo a la interrogante ¿quién soy?
Y es que, si nos ponemos en sus zapatos por un momento, podríamos quizás entender
que no es sencillo lidiar con: los cambios hormonales, la emotividad, cambios de
humor repentinos, el querer pertenecer, los cambios físicos y el tratar de descubrir
qué personalidad tengo.
Todos estos factores, más las demandas sociales, académicas y familiares, pueden
provocar que los adolescentes tengan miedos.
¿Miedo a qué?: Miedo a ser expuestos, miedo a fallar, miedo a ser rechazado, miedo a
decir no y que se burlen de mí, miedo a intentar cosas nuevas, miedo a escoger una
carrera profesional, sólo por mencionar algunas posibilidades de temores.
Ahora bien, nuestra labor como adultos, como padres, es ayudarles a superar y vencer
estos miedos, orientando esa energía hacia algo positivo, que aporte a su vida.
Entonces, como padre, como madre o docente, ¿qué es lo que NUNCA debes hacer?
Toma nota:
1. Reírse de sus problemas, miedos e inseguridades. Para ellos estos aspectos son
reales y les lastima
2. Transmitir más miedo o inseguridad de la que ya existe, dando comentarios
inadecuados o que generen inseguridad
3. Obligarlo o forzarlo a enfrentar a cosas o eventos que teme. Primero debe estar
preparado y se debe contar con herramientas para dar soporte
4. Transmitir miedos o temores personales. Recuerda quien es el adulto, y es el
menor de edad quien le necesita
5. Reforzar el miedo, dándole mayor relevancia de la que debería tener.
Por otra parte, hay muchas cosas que SÍ podemos hacer como padres de un hijo
adolescente para ayudarle a vencer esos miedos. Entre ellas te recomiendo:
- Procura entender el miedo de tu hijo, validando sus sentimientos y emociones,
de manera que te presentes ante él como una persona empática - Toma en serio sus temores, sin entrar en comparaciones con otros
adolescentes - No lo sobreprotejas. Permítele que empiece a tomar decisiones y a enfrentar
situaciones desde sus propias herramientas - Aprende a negociar con tu hijo, evitando imponer el seguimiento de reglas
inflexibles, que sólo van a generar inseguridades a la hora de enfrentarse al
mundo por sí solo - Reconoce cuando hace las cosas bien
- Recuerda y enséñale que parte del aprendizaje es equivocarse, y que levantarse
para volver a intentarlo es una cualidad de campeones.
Finalmente, nunca olvides que el miedo es bueno y necesario en la vida, sin embargo
cuando les impide a los jóvenes ir al colegio, salir con sus amigos o tener una vida
plena, se debe buscar ayuda de un profesional.
No lo fuerces, dale el ejemplo siendo valiente y resiliente, empodéralo desde los
aspectos más pequeños y sobre todo, asegúrate de que tu hijo se sienta siempre
querido.
Recuerda que el amor y la compañía de un padre y de una madre hacia su hijo todo lo
pueden.