Estrés, ansiedad y depresión en adolescentes

Nuestro rol como adultos

La adolescencia es una etapa del desarrollo donde la tarea más importante a cumplir, según E. Erikson, es el poder responder la pregunta ¿quién soy? 

Dentro de la búsqueda de esta respuesta, el adolescente se enfrenta a una serie de cambios tanto a nivel social, sexual, físico y de toma de decisiones. 

En muchos casos, los adultos no manejan de manera asertiva las conductas y comportamientos de esta población, incurriendo en justificaciones o hasta minimizaciones de estados emocionales. Que si no se atienden a tiempo, pueden ocasionar situaciones lamentables.

Aunado a los cambios y retos esperados para esta etapa, muchas familias se enfrentan a modificaciones a nivel interno: divorcios y separaciones, nuevas familias y familias extendidas. Por lo que el camino del adolescente suele estar lleno de muchas emociones que no siempre sabe identificar o manejar.

Además, muchos colegios enfocados en lo académico, ofrecen currículos con validez internacional, que son altamente demandantes y que muchos estudiantes asumen sin comprender claramente lo que esto significa.

Estrés, ansiedad y crisis ansiosa

Las emociones, son y existen. Son necesarias para que todos crezcan a nivel emocional y permitan el desarrollo de habilidades que van a ser necesarias para el resto de la vida, pero, ¿cómo identificar cuando uno de nuestros adolescentes está experimentando un estado emocional y cuándo lo que está ocurriendo es un incremento o escalada en la intensidad de esa emoción?

Como padres, cuidadores y responsables de los jóvenes tenemos la responsabilidad de observar muy bien lo que ocurre y expresan nuestros jóvenes de manera que podamos distinguir la intensidad de cada emoción.

Estrés

Según la Organización Mundial de la Salud, el estrés es: “el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara el organismo para la acción».

Es decir, cuando hay exámenes, proyectos por entregar, presentaciones artísticas, deportivas o culturales, es decir, ante un evento que se puede identificar, es “normal”, que nuestros adolescentes experimenten cierto grado de estrés, que les permita lograr su objetivo.

No obstante, si este estrés o presión les ocasiona reacciones exageradas a nivel físico y de pensamiento debemos poner atención y atender lo que ocurre con la importancia que requiere ya que podría confundirse el estrés con la ansiedad.

Ansiedad

Es una emoción, donde se experimenta una sensación de un peligro amenazador en que la causa no está totalmente reconocida por la persona y en el que la sensación de miedo es evidente y poco controlable.

La ansiedad, a diferencia del estrés, no tiene razón aparente identificable, son nuestros pensamientos que se imaginan cosas que no han ocurrido y que centra su atención en eso impidiendo nuestro desempeño regular.

La ansiedad presenta algunos síntomas físicos que se pueden observar con facilidad entre ellos:

  • Sensación de nerviosismo
  • Sensación de mucha actividad o agitación
  • Sensación de peligro inminente
  • Aumento del ritmo cardíaco
  • Respiración acelerada 
  • Sudoración
  • Temblores en diferentes partes del cuerpo
  • Sensación de debilidad o cansancio
  • Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual
  • Tener problemas para conciliar el sueño
  • Padecer problemas gastrointestinales 
  • Tener dificultades para controlar las preocupaciones
  • Tener la necesidad de evitar las situaciones que generan ansiedad

Es importante comentar que existen diferentes tipos de ansiedad: como la agorafobia, la fobia social, la ansiedad por separación, el trastorno de pánico entre muchos otros más.

Depresión

Según el DSM V, la depresión es un trastorno frecuente que implica un estado de ánimo deprimido y/o la pérdida casi completa de interés o placer en actividades que antes se disfrutaban; son frecuentes las manifestaciones somáticas por ejemplo cambio de peso, alteraciones del sueño; dormir mucho o muy poco y las cognitivas, dificultad para concentrarse o disfrutar de actividades que antes le daban satisfacción.

Al revisar la definición se puede observar que los síntomas o características de estos estados emocionales nos dan señales de alerta y es nuestra responsabilidad apoyar a nuestros hijos – hijas para darles el apoyo que necesitan.

Es importante atender los síntomas de un posible cuadro depresivo, ya que los síntomas pueden incrementarse hasta provocar en los jóvenes, ideación o intento suicida.

Si en algún momento su hijo o hija manifiesta deseos relacionados con la muerte, no minimice, ni ignore, actúe de manera inmediata y llévelo lo antes posible a una valoración con el médico especialista en psiquiatría.

Recuerde estar pendiente y no incurra en el error de asumir que las dificultades que presentan los adolescentes son propias de la edad y que son “pasajeras”.  Ya que quedarse culpando a la etapa de la adolescencia de los cambios de humor y conducta puede conllevar a situaciones de riesgo para ellos, como la ideación e intento suicida, que ya de por sí según datos de la OMS es la segunda causa de muerte en el mundo, donde Costa Rica, definitivamente no se queda atrás.

Si necesita ayuda al respecto, contáctenos.

Servicios que podrían interesarte

Evaluaciones psicopedagógicas

Es común que en los centros educativos las docentes o encargadas del departamento de psicología / orientación / psicopedagogía / apoyo estudiantil, realicen una recomendación a los padres de familia de hacer una evaluación psicopedagógica a su hijo por alguna razón/conducta específica.

Y es en este momento donde aparece la incertidumbre y el miedo a pensar que algo “malo” está pasando en el proceso de aprendizaje del estudiante, pero más bien, se puede estar potenciando este proceso con una correcta evaluación a tiempo.

Ahora bien, ¿en qué consiste una evaluación psicopedagógica? ¿Cuál profesional es el encargado de realizarla? ¿Qué comprende? ¿A quién está dirigida? ¿Cuál es su fin?

La evaluación

El profesional encargado de realizar una evaluación psicopedagógica es un psicopedagogo, quien estudia los procesos de enseñanza aprendizaje del Ser Humano. De esta forma, una evaluación psicopedagógica consiste en analizar las áreas comprometidas (procesos cognitivos, sociales y emocionales) que se relacionan directamente con el proceso de enseñanza aprendizaje, la cual tiene como objetivo prevenir, detectar e intervenir en dicho proceso.

Esta evaluación consta de varias fases, las cuales son las siguientes:

  • Entrevista inicial: consiste en recolectar datos con los padres de familia o encargados legales, información desde su concepción hasta el momento actual en un contexto personal, social, emocional y académico.
  • Entrevista al centro educativo: con la debida autorización de los padres de familia o encargados legales, se establece una entrevista con el personal directo (docentes y departamento de apoyo educativo) encargado del estudiante, para así poder obtener información directa y detallada sobre el proceso de académico.
  • Evaluación al estudiante: se aplican pruebas estandarizadas orientadas a la necesidad educativa. La evaluación puede incluir actividades lúdicas como parte del proceso.
  • Devolución del informe psicopedagógico: se da a conocer a los padres de familia o encargados legales la impresión diagnóstica del estudiante, sus habilidades y áreas con oportunidad de mejora, así como recomendaciones a nivel integral (personal, hogar y centro educativo).
  • Intervención: se crea un plan de acción basado en las áreas con oportunidad de mejora del estudiante, así como habilidades a potenciar.
  • Seguimiento: se acompaña a la familia en el proceso de intervención en el hogar y centro educativo.

La evaluación psicopedagógica permite conocer el nivel de rendimiento académico del estudiante (desde que inicia su etapa escolar hasta la universidad puede obtenerla). Por esto, es de suma importancia obtener dicha evaluación al inicio del proceso escolar para conocer las habilidades y áreas con oportunidad de mejora del estudiante. De esta forma se puede crear la adaptación necesaria para un exitoso proceso académico.

Esta evaluación debe de tener un debido seguimiento con el profesional correspondiente. Para que a lo largo del proceso de enseñanza aprendizaje pueda valorar el progreso de sus habilidades y destrezas e intervenir en aquellas necesidades educativas especiales de forma integral.

Servicios que podrían interesarte

Fomentando valores desde pequeños

Educar en valores es esencial e imprescindible en cualquier etapa de la vida, pero cobra especial relevancia en edades más tempranas. Los valores hacen que las personas nos comportemos tomando las decisiones adecuadas sin producirnos daño a nosotros mismos ni a la gente que nos rodea. Pero no es una tarea fácil, ya que no consiste simplemente en transmitir conocimientos de una forma teórica. Es una cuestión de actitud, y la base de transferir ciertos valores empieza en los entornos más cercanos del niño como la familia o la escuela. Teniendo en cuenta que debemos adaptarnos a las características y necesidades de cada niño, podemos empezar desarrollando la autoestima, empatía y sensibilización en relación con los problemas de los demás, para ir fomentando desde los primeros años de vida el respeto de los valores.

Educar en valores a los niños no es sencillo, pero sí necesario. Es fundamental empezar desde el hogar, no sólo a través de cuentos e historietas, sino con el ejemplo de los padres, abuelos o figuras de autoridad alrededor de ellos, ya que éstos constituyen figuras significativas para ellos. El castigo no siempre es la herramienta más educada para que los niños realicen los actos apropiados. Es mejor mostrarles lo correcto mediante el ejemplo.

Hoy en día, vivimos en una sociedad en continuo cambio, y en ocasiones, carente de valores. De ahí, que actualmente el hecho de tener ciertos valores personales y hacer que éstos formen parte de nuestra vida, desde una edad temprana, sea muy importante.

En la actualidad el núcleo de nuestra sociedad, la familia,  presenta serios problemas. Uno de los más grandes es quizás cómo enseñar responsabilidad a los adolescentes. Debemos recordar que esto comienza mucho antes: cuando son pequeños. Cuando son niños podemos ayudarlos a modificar sus conductas y poder entenderlas, la responsabilidad se enseña con el ejemplo y la práctica.

Pero ¿cómo enseñamos en la práctica a ser responsables desde pequeños? 

La responsabilidad requiere de información y de opciones. La información debe ser clara, ya sea en los beneficios y a su vez en las consecuencias que cada una de las opciones representa. Recuerden que toda causa tiene su efecto. En cuanto a las opciones, los adultos, en nuestro caso los educadores dentro del aula y los padres en el hogar deben presentar opciones reales y siempre delimitadas dentro de un contexto seguro y confiable.

Y ¿por qué es tan importante enseñar sobre responsabilidad a los más pequeños?

La enseñanza de la responsabilidad ayudará a los niños a reafirmar su autoestima, los límites a los cuales pueden llegar, aprender a colocarse en el lugar del otro, asimilar sus experiencias y por sobre todo a tomar decisiones eficientes, las cuales claramente les servirán para toda la vida.

La responsabilidad los ayudará a reafirmar su autoestima o a su vez a crearla, cuando los pequeños sienten que pueden tener la capacidad de influir sobre ciertas cosas les da la sanción de poder y esto reafirme su autoestima. La toma de decisiones es también un factor importante, dar libertad dentro de un límite establecido, es algo pequeño pero para ellos una gran decisión. Las normas y los límites nunca debemos olvidarlas.

Es importante siempre reconocer sus logros en el ámbito de la responsabilidad, y ante todo predicar con el ejemplo, no prometamos cosas que no podremos cumplir y después hagamos como si nada, recuerden que los niños y niñas son nuestros principales jueces.

Algunos de los consejos para educar en valores a los niños son:

  • Leer historias y cuentos en los que se muestra los valores que posee el protagonista. Los cuentos son significativos, sobre todo en la época de la infancia. Los niños siempre quieren parecerse al héroe/protagonista de la historia. De ahí que, si éste adopta conductas positivas, quieran ser como ellos y adoptar esos valores.
  • Dar el ejemplo, no sirve decirle al niño “no hay que ser egoísta”, si luego en casa los padres lo son. Predicar con el ejemplo es siempre la mejor opción. Además, debemos hablar con nuestros hijos sobre el por qué ciertos valores como el respeto, la honradez o la responsabilidad son tan importantes. y se refuerzan en el entorno escolar, el cual es clave para reforzar valores, como por ejemplo el respeto y la tolerancia.
  • Enseñarles desde muy pequeños los valores que se deben seguir. Cuando los niños son pequeños, no tienen muy claro lo que es correcto e incorrecto y se dejan llevar por las emociones. Por eso es importante que, desde los padres, profesores y entornos más cercanos, se les vaya instruyendo en ciertos valores, siempre con una justificación y de manera que el niño entienda el por qué hay que ser/comportarse de ciertas formas.
  • Decirles claramente (y en un lenguaje que ellos entiendan) lo que significan los valores. No podemos decir a nuestros hijos “eres muy leal”, si ellos no saben que significa. Es mejor dar una definición clara y sencilla de lo que significan ciertas palabras, poner ejemplos de cuándo se es así, e incluso apoyarnos en ciertas historias con moralejas para que lo entiendan mejor.
  • Ofrecerles nuestro apoyo. La confianza es esencial, y a través de los adultos los niños deben recibir ayuda y guías adecuadas para saber cómo reaccionar ante ciertas situaciones, e ir forjando poco a poco su personalidad.

Así como los niños y adolescentes requieren de la educación formal, también requieren de una educación emocional y educar en valores conlleva una enseñanza continua, no solo cuando son niños, es significativo a cualquier edad de nuestra vida.

Servicios relacionados

Atención, memoria y aprendizaje

Muchas veces expresamos o escuchamos estas frases típicas “no me acuerdo”, “se me olvidó”, “mi memoria es muy mala”, “no puse atención”, “pensé que estaba poniendo atención, pero estaba me desconcentré”, y otras relacionadas a nuestra memoria y atención. Es por esto, la importancia de reconocer cuando verdaderamente estamos aprendiendo y este conocimiento se haya insertado en nuestra memoria de forma exitosa. 

El aprendizaje es el proceso de adquisición de información, mientras que la memoria supone la codificación, el almacenamiento y la recuperación de la información aprendida.

El aprendizaje es una función compleja del cerebro que está vinculada directamente con otra función: la memoria. Aprender nos permite adquirir un nuevo conocimiento o habilidad, pero, para mantener este aprendizaje, necesitamos retenerlo en los sistemas de memoria, almacenándolo en función al tiempo o tipo de información, lo que implicará una modificación de las redes neuronales o plasticidad sináptica.

La atención se puede definir como la interfaz entre la gran cantidad de estímulos del medio ambiente y la limitada dosis de información de la que somos conscientes. En otras palabras, la atención es el mecanismo que permite seleccionar una fuente específica de estimulación, un grupo de pensamientos o un curso de acción; por ello, se encuentra directamente relacionada con la consciencia. Ha sido vinculada con el control voluntario y las acciones dirigidas hacia una meta. 

Tipos de memoria

  • Memoria sensorial: permanece milisegundos o segundos y deja huella en los procesos perceptivos y sensoriales, pero decae rápidamente.
  • Memoria a corto plazo: permanece segundos, minutos u horas. Es limitada en capacidad, permanece tiempo suficiente para que sus tareas se cumplan. 
  • Memoria a largo plazo: permanece horas, meses, años y décadas, es ilimitada en capacidad, requiere de tiempo para ser consolidada; y almacena los conocimientos de diversas maneras.
  • Memoria implícita: es la memoria de procedimiento, memoria motora y la memoria de mejoramiento por repetición.
  • Memoria episódica: está asociada a la información de los sucesos emocionales y eventos de nuestro pasado que han ocurrido en un momento y lugar. Sus operaciones dependen de la memoria semántica. 
  • Memoria semántica: es el sistema encargado de la adquisición, retención y utilización de conocimientos, como hechos y conceptos. 
  • Memoria procedimental: habilidades de adquisición de hábitos de estímulo-respuesta. Con la práctica, la habilidad se hace más precisa, por ejemplo: montar bicicleta, aprender a manejar carro, entre otras. 

¿Cómo sabemos que ha ocurrido un aprendizaje? 

El aprendizaje está relacionado con cambios relativamente duraderos en el comportamiento, como resultado de la experiencia, que mejoran la adaptación al medio. Osea, nuestra conducta cambió cuando hemos adquirido un aprendizaje. Sin embargo, para aprender y retener, el cerebro tiene que realizar muchas tareas. Entre ellas: codificar y almacenar la nueva información y utilizar esta información en el momento que se requiera.

¿Por qué recordamos algunas cosas y nos ‘olvidamos’ de otras?

El recuerdo puede ser rápido y automático en el caso de las respuestas reflejas condicionadas e incondicionadas. Es una reconstrucción del pasado que se basa no solo en la información originalmente adquirida, sino también en los nuevos conocimientos, motivaciones, sentimientos y experiencias que se recuerdan. Es, por tanto, un proceso activo cuyo resultado puede no ser idéntico a la experiencia original.

El olvido, más que una pérdida de la información almacenada (memoria), podría consistir en una mera incapacidad para acceder (evocar) a esa información. En otras palabras, es una pérdida real de la memoria que podría deberse a la falta de uso de las sinapsis involucradas, Sin embargo, suele ocurrir que las memorias aparentemente perdidas vuelven a ser accesibles cuando cambia el contexto externo o interno del sujeto.

Servicios que podrían interesarte

Impacto de la tecnología en el aprendizaje

A través de los sentidos, los niños y niñas empiezan a descubrir el mundo y construir conocimiento. A partir de la visión, tacto, audición, gusto y olfato, van aprendiendo a reconocer los atributos de los objetos. Todas las actividades y juegos a los que están expuestos los niños y niñas en la primera infancia, desde la dimensión sensorial y sus diversas capacidades, van construyendo información esencial para las demás dimensiones, principalmente la cognitiva. La organización de los recursos y la planificación de actividades sensoperceptivas deben estar presentes en los programas para el desarrollo infantil temprano.

Existen consecuencias dramáticas ocasionadas por una sobreestimulación o baja estimulación de los sentidos desde etapas primarias. De hecho, la selección de estímulos, en cada fase del ciclo de vida, posee un valor que ayuda a la adaptación de cada estudiante. La experiencia sensorial, como toda experiencia, tiene efectos en los circuitos epigenéticos que activarán el desarrollo de ciertas habilidades fácilmente. En cambio, la deprivación de estímulos puede desactivar el surgimiento de capacidades. En este sentido, no solo depende de nuestra biología o genética, se necesita de práctica, uso y potenciación de parte del medio ambiente. Las nuevas tecnologías, campos virtuales y ciberespacio originan una nueva dinámica, tanto en la educación escolar como en la relación entre padre-tutor e hijo. La última generación (generación Z o Linksters), posee herramientas digitales, teléfonos inteligentes, tabletas, ordenadores y otros artículos tecnológicos desde el nacimiento. Sin embargo, existe un lado negativo: la atención se ve disminuida en entornos que se convierten en “ruidosos/estorbos” digitalmente y hace difícil el desarrollo de habilidades de autorregulación.

Existen asociaciones entre ambientes de estimulación sensorial visual excesiva y la vulnerabilidad a desarrollar trastornos de atención y adicción. Como resultado, se ve comprometida la regulación de la cognición y los circuitos de recompensa, lo que conduce a comportamientos impulsivos. Estos cambios en las redes neurales necesitan cada vez mayor estimulación para generar satisfacción, similares condiciones se relacionan con la adicción y el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Los padres, tutores o educadores debemos tomar en cuenta tal información para generar acciones de prevención, pues es posible que se establezcan horas de uso de medios digitales dependiendo de la edad y la utilización en conjunto de padre-tutores e hijos. También, se debe evitar el empleo de aparatos tecnológicos durante descansos, horas antes de dormir y en las comidas o mientras se realiza alguna otra actividad diferente. 

No es lo mismo jugar con la tecnología, que aprender con la tecnología. Son muchos los motivos por los que las personas quieren tener y poseer una gama de aparatos electrónicos que simplifiquen la vida, no solo porque se han convertido en una necesidad, sino, que no se puede negar que la sociedad avanza rápidamente hacía un cambio en la forma de pensar, de circular información, y de pretender que todo sea más fácil. Pero se olvidan que la dependencia a estos aparatos: nos quita intelecto, vida, nos consume y por ende afecta nuestra salud visual y en general. 

La dependencia a estos aparatos o medios electrónicos también produce la aparición de cansancio, aumento del nivel de estrés, disminución en la capacidad de trabajo, irritabilidad, dificultad para concentrarse entonces el aprendizaje y las actividades realizadas a su alrededor serán recordadas por poco tiempo y la falta de sueño son solo algunas de las consecuencias patológicas del mal uso.

Cabe recalcar que para muchas personas se convierte en una necesidad inherente, ya sea por trabajo, estudio o un simplemente capricho el uso de dispositivos electrónicos, pero las posibilidades de consecuencias negativas por el uso inadecuado e incontrolado a estos dispositivos aparecen como un enemigo silencioso, cuando se presentan simplemente ya es demasiado tarde o el problema se hace visible y permanente, ante la adversidad por ser escuchadas dichas advertencias se hace necesario empezar a reducir su uso, no solo por la integridad física sino por los problemas psicológicos que puede generar en cada una de las personas el uso desmesurado de los aparatos electrónicos.

En el área educativa claro que se puede acompañar de la tecnología, para los niños y jóvenes la tecnología resulta como un factor de motivación y esto potenciará un aprendizaje significativo, siempre y cuando le demos un buen uso y cuidemos nuestra salud visual.

Servicios que podrían interesarte

Beneficios de la música en el aprendizaje

Como dice la frase “para gustos, colores” y es que con la música pasa esto, hay diferentes géneros y no a todos les “suena bien” estar rodeados de música todo el día y menos, si es para estudiar. En consulta, muchos padres de familia preocupados expresan “no sé como hace para estudiar con música”, “esos audífonos no los suelta”, entre otras afectaciones que hacen ver a la música como algo negativo. 

Según las investigaciones en neurociencia, la música desarrolla áreas cerebrales que favorecen la atención, la eficiencia y la automatización de los aprendizajes, además de estimular de forma significativa los sistemas sensoriales y motores. Los niños o niñas que aprenden a tocar un instrumento musical desde temprana edad tienen mejores habilidades para el aprendizaje. 

Al experimentar emociones a partir de la música, interviene la misma región cerebral que se activa ante otras actividades placenteras, como comer o reír. 

La música provoca aumento la capacidad de la memoria, la atención y la concentración, mejora la habilidad de resolución de problemas y el razonamiento complejo/lógico-matemático, es una forma de expresión verdadera, brinda una introducción al aprendizaje de los sonidos y significados de las palabras, e incrementa la creatividad y la imaginación. Al combinarse con el baile estimula los sentidos, el equilibrio y el desarrollo muscular, provoca la evocación de recuerdos e imágenes, lo que mejora la cognición, estimula el desarrollo integral del niño al actuar sobre todas las áreas del desarrollo. El escuchar música mientras se estudia beneficia a las habilidades cognitivas como la memoria, concentración, atención y lenguaje gracias a la activación de más zonas del cerebro.

La música se la caracteriza como fenómeno de interés psicológico, especialmente por la participación de la misma en el desarrollo de experiencias emocionales en las personas, así como define en donde afirma que la influencia motivacional de la música depende del tipo de estilo que se escucha. De esta manera se manifiesta el proceso cognitivo; de habilidades tales como la observación, interacción y retención mientras promueve la identificación y expresión de emociones: con ello el descubrimiento y el entendimiento.

La música facilita la identificación de pensamientos emocionales relacionado con lo que se aprende en el diario vivir y abre una posibilidad hacia la comprensión y el cambio de actitud en torno al aprendizaje. Al escuchar alguna música agradable, se pueden activar sustancias químicas en el Sistema Nervioso Central, estimulándose la producción de neurotransmisores como la dopamina, las endorfinas y la oxitócica. Se experimenta un estado que favorece la alegría y el optimismo en general. El estímulo musical genera una atmósfera emotiva que los condiciona y los prepara para vivenciar las escenas presentadas gracias a los estímulos auditivos y visuales.

La memoria está involucrada directamente con el proceso de aprendizaje y nos permite realizar los diferentes procesos de enseñanza. Así mismo, la inteligencia nos permite ser conscientes de las actividades que realizamos y que las haremos de una forma consciente pensando en el desarrollo del aprendizaje. Cuando existe una buena concentración, esta música nos ayuda a aprender pero debemos saber cuándo esto excede su límite. Los diferentes procesos de activación del cerebro se realizan de manera coordinada con la memoria y la música, las técnicas para la concentración sirven de mucho para el proceso de aprendizaje, la música activa y crea conexiones más fuertes entre los dos hemisferios del cerebro generando.

La música en relación con las otras áreas ha sido una de las más apreciadas por la sociedad ya que han servido como impulso para obtener metodologías acerca de un mejor aprendizaje, además del desarrollo de las funciones ejecutivas superiores. 

Tanto la música como el pensamiento y el aprendizaje van a estar estrechamente relacionados con la educación: llegar a enriquecer diversas y diferentes relaciones interpersonales, a mejorar nuestro conocimiento y aprendizaje, y finalmente evitar los estereotipos que existen en la sociedad. La música aporta beneficios en el proceso de enseñanza influye en la manera de actuar y de pensar de las personas y contribuye a modificar la forma en que los adolescentes conocen y comprenden la realidad que los rodea es una herramienta interdisciplinaria en el desenvolvimiento de la enseñanza. El aprendizaje puede fácilmente acompañarse de estrategias que incluyan la música de modo que exista conocimiento, motivación por aprender y enfrentar dificultades en nuestro ámbito social. La música aumenta la capacidad de recordar, procesa de forma sinfónica entre varias partes del cerebro a la vez provoca emociones ya sean positivas o negativas ayuda a la imaginación y la creatividad. 

La concentración es la capacidad para fijar la atención sobre una idea, un objeto o una actividad de forma selectiva, la música es de manera positiva o negativa la que influye en el ánimo de la persona, una buena elección musical sirve para que pueda concentrarse y lograr atención de las actividades que desarrolle en su ámbito. Las emociones repercuten de gran manera en el desempeño y la música influye en las emociones, un correcto uso de los recursos musicales puede garantizar un buen desempeño en las actividades que se realicen, en el estudio intervienen factores, entre estos encontramos a las emociones las cuales muchas veces no dependerán de nosotros, sin embargo, con un desarrollo progresivo de la inteligencia emocional se puede llegar a tomar más control de estas. 

Servicios que podrían interesarte

El estrés dentro del proceso de aprendizaje

Con frecuencia y facilidad expresamos o escuchamos frases como: “estoy estresado”, “ya no puedo más con el estrés”, “no puedo dormir por tanto estrés”, entre otras frases conocidas que puedan estar presentes en nosotros mismos, en familiares, nuestros hijos, miembros cercanos o entre el ambiente laboral. El estrés aunque es muy común en nuestro diario vivir, tiene consecuencias negativas, aunque por sí solo sea una reacción natural. 

Pero ¿afecta el estrés en el proceso de aprendizaje?. Primero, lo que se debe de entender por estrés, es que es una reacción fisiológica de nuestro organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante, de demanda incrementada o sensación de falta de control.

Nosotros como seres humanos buscamos el equilibrio conocido como homeostasis. Cuando nos sometemos a estrés, ese equilibrio se ve amenazado por ciertos eventos a nivel físico o psicológico (detonantes/estresores). El estrés tiene múltiples efectos en el cuerpo, pero su objetivo esencial es prepararnos para la acción inmediata, provoca alteración a nivel cerebral y los procesos de toma de decisiones. El estrés surge como una respuesta evolutiva que estaba orientada a mantenernos vivos y a salvo de las amenazas, nos coloca frente a la toma de control sobre la situación. 

El estrés en su fase negativa (denominada distrés), comienza cuando el nivel de estrés aumenta y se mantiene a lo largo del tiempo, afecta la salud y el rendimiento físico y cognitivo, aparecen las enfermedades, la más común es la depresión, accidentes, irritabilidad, fatiga, falta de atención concentración, dificultades de comunicación, baja productividad y creatividad, y el proceso de aprendizaje se ve enormemente afectado. 

Síntomas del estrés en los estudiantes

Los síntomas suelen estar, muchas veces enmascarados por diversos trastornos del comportamiento, dando una imagen totalmente engañosa. La manifestación de los síntomas es muy diferente según la edad y personalidad del niño o niña.

  • Hacia los 3 años: se manifiesta a través de condiciones graves de carencia emocional, por tanto se presenta retraimiento, indiferencia, retraso en el comportamiento motor y especialmente en el lenguaje.
  • De los 3 a los 12 años: las manifestaciones sintomáticas incluyen alteraciones del sueño, apetito, falta de autonomía para vestirse y controlar esfínteres o una necesidad constante de llamar la atención de los adultos.
  • Hacia la adolescencia: cobran mayor complejidad y están vinculadas a modificaciones psicoafectivas propias de la edad.

Estrategias de control y mitigación del estrés

La mejor forma de enfrentar el estrés es que las personas ejerzan una respuesta positiva ante los cambios que se van produciendo en su vida. Eliminar por completo el estrés es algo imposible y poco conveniente, el mejor tratamiento es tratar de mantenerlo en su fase positiva y utilizarlo como una fuerza impulsora, impidiendo que se convierta en un elemento perjudicial e inhibidor. 

Algunas estrategias para controlar el estrés:

  • Realizar ejercicio físico
  • Mantener una alimentación sana 
  • Tener tiempo de ocio y calidad
  • Aprender técnicas de relajación
  • Crear un ambiente positivo dentro del hogar, en la familia, en el trabajo, en la institución educativa. 
  • Procurar una higiene del sueño

Sin embargo, actualmente la mayoría de dichas situaciones son ajenas a nuestro diario vivir, están fuera de nuestro control y debemos de tomar acción positiva sobre esto. Un cierto grado de estrés es esencial para nuestra salud y rendimiento. Sin algo de estrés surge el aburrimiento, la falta de estímulo producto de una falta de estrés. Un nivel óptimo de estrés (denominado euestrés) es necesario: nos vigoriza física y psicológicamente y nos motiva a aprender nuevas habilidades para dominar nuevos retos. En pequeñas dosis nos ayuda a sentirnos relajados y satisfechos, es un ingrediente importante en el aprendizaje sano y productivo.

Servicios que podrían interesarte

¿Cómo apoyar a mi hijo/a en el cambio del cole a la U?

Por más orgullo que sentimos al ver crecer a nuestros hijos, es casi inevitable sentir nostalgia al saber que han llegado a esa etapa, entre los 16 y 17 años donde deben cerrar la vida de secundaria y aventurarse en el nuevo viaje que significa el  ingreso a la universidad.

Tenemos muchas preguntas e inquietudes al respecto, pero como guías debemos mantenernos en control y tratar de brindarles todo el apoyo y confianza que ellos necesitan, de manera que puedan creer en ellos y luchar por sus metas y aspiraciones.

Algunas recomendaciones que siempre trabajo con las familias son las siguientes:

  • Habla con tus hijos sobre sus deseos, sueños y aspiraciones: es importante conocer que piensa sobre el cambio de rutina que se avecina, como se imaginan que será esa experiencia y las expectativas que tienen al respecto. No olvides conversar de sus mayores temores y fomentar la seguridad en cada escenario que proponga.
  • Acompaña a lo largo del proceso: si bien es cierto ya en este momento, los jóvenes deberían contar con mayor organización y estructura, es importante que como adultos estemos pendientes de que cuenten con la información correspondiente de cada universidad, y requisitos. Es importante apoyarles con lista de pendientes y calendarios de manera que no se pierdan de ninguna fecha o papeleo importante.
  • Ofrece ayuda práctica: elaboren juntos un plan a seguir para la culminación de este último año en la secundaria y el arranque de la universidad. Este plan debe contemplar: opciones de universidades, carreras, costos, becas, cursos de preparación para los ingresos a las universidades, preparación para el examen SAT en caso de que viajen al exterior y demás, según el contexto de cada familia.
  • Conversa e instruye sobre el uso del dinero: aunque parezca algo “normal” muchos jóvenes no tienen idea de cómo manejar el dinero. Es importante hacer un presupuesto y llevar un orden al respecto, por lo que desde ahora las familias deben ayudar en este trabajo. Tanto para los jóvenes que salen a estudiar al extranjero, como los que estudian de manera local, es necesario que comprendan los costos que genera para la familia los estudios universitarios, pagos de residencia, estudios, materiales y gastos diarios. Desde ahora trabaja un presupuesto y el manejo adecuado del dinero.
  • Brinda apoyo a nivel emocional: los cambios siempre nos generan angustia, temores o inseguridad, así que parte del trabajo que debes hacer con tus hijos en esta etapa, es brindar apoyo a nivel emocional. Lo más importante es que se sientan seguros de la toma de decisión que están realizando y que sepan que la vida adulta está llena de decisiones.
  • Si te preocupa la toma de decisión de tus hijos, busca ayuda al respecto. Te recomiendo nuestro servicio de coaching vocacional, donde los jóvenes logran encontrar respuestas a sus preguntas por medio de un proceso totalmente individualizado y único. ¡Los resultados son asombrosos!

Una vez más, recuerda tratar y dar a tus hijos las estrategias, herramientas y seguridad que te gustaría te hubieran dado a vos. Ellos son nuestro futuro, confiemos en ellos y amemos más.

Servicios que podrían interesarte

Aburrimiento, creatividad y aprendizaje

Cuando los niños o jóvenes le expresan a sus padres “estoy aburrido” parece ser que es una expresión negativa

Colocando a los padres en la obligación de impedir que se sientan así, porque se asume el aburrimiento como un problema propio. Sin embargo, más bien se debe de crear el espacio para que se aburran porque de ese modo, se favorece la creatividad y el aprendizaje, así como su autonomía y la capacidad de tomar decisiones por sí mismos. El aburrimiento es positivo y debe ser reconocido como una emoción humana que puede ser central para el aprendizaje y la creatividad. El aburrimiento, debe ser entendido como tiempo libre, sin ninguna actividad preestablecida. 

Muchas veces los adultos se sienten responsables de organizarles una agenda formativa y de ocio a los hijos y se sienten mal si tienen un minuto libre en el que puedan aburrirse. Pero no se dan cuenta de que el aburrimiento en los niños también es algo muy necesario para que ellos crean y piensen en “¿cómo resolver ese problema?”. 

¿En qué se relaciona el aburrimiento con la creatividad y el aprendizaje?

El niño en general se aburre cuando carece de actividades preestablecidas, y este es el mejor estímulo para pensar en cosas que hacer, es decir, para que cree sus propias motivaciones. Esto les da paso a automotivarse, pensar, crear, idear. Cuando los niños carecen de tiempo para aburrirse y automotivarse, se reduce la capacidad creativa y, hasta cierto punto, la exploración natural y la curiosidad. 

La imaginación y la fantasía en riesgo, esta necesidad de aburrirse consiste, en realidad, en la necesidad de tener verdadero tiempo libre, de que no todos sus momentos tengan actividades planificadas de antemano. Si el niño no tiene ese tiempo libre se reduce la capacidad para la imaginación, la fantasía y la simbolización. Cuanto mayor es el tiempo que los niños realizan actividades muy estructuradas, sus funciones ejecutivas, es decir, su autonomía y su capacidad de resolver problemas por sí mismos, son menores y viceversa, a mayor cantidad de actividades poco estructuradas, estas funciones ejecutivas son mejores. Por esto, es fundamental que los niños tengan todos los días un lapso de tiempo libre, durante el cual puedan aburrirse un poco, pero en el que terminarán decidiendo qué hacer y cómo han de aprovecharlo.

Una de las consecuencias de planificar actividades para todo el tiempo de los niños y no dejarles verdadero tiempo libre, es la sobreestimulación a la que resultan expuestos, una sobreestimulación que se incrementa a través del uso de dispositivos con pantallas electrónicas como tabletas, teléfonos móviles, ordenadores, videojuegos o televisión. El entrenamiento en tareas demasiado complejas, antes de que el sistema cognitivo esté preparado para llevarlas a cabo, puede producir deficiencias permanentes en la capacidad de aprendizaje a lo largo de la vida. Los riesgos, en consecuencia, van más allá de reducir las capacidades creativas y de abstracción de los niños.

Dejar que los niños resuelvan por sí solos el “problema” del aburrimiento, procurar que dispongan todos los días de tiempo libre, sin actividades programadas ni que se rellenen con pantallas o con tareas impuestas por los adultos, incentivarlos. Así, el aburrimiento durará cada vez menos y el propio niño descubrirá la interminable cantidad de formas en que se puede disfrutar del tiempo libre.

Servicios que podrían interesarte