By Es usual ver cómo los padres se anticipan a las necesidades de sus hijos y les indican cómo actuar ante cada una de la posibles situaciones, impidiendo el desarrollo de la independencia, la autonomía y por ende reduciendo su tolerancia a la frustración.
En el mundo de exigencias que vivimos, los padres hemos creído que nuestros hijos no pueden estar desocupados y esto nos hace ponerlos en muchas posiciones que no del todo son favorables porque si no tenemos cuidado y prudencia podemos caer en la hiperpaternidad.
La hiperpaternidad es según Eva Millet autora de este concepto: la nueva tendencia de crianza caracterizada por una excesiva atención hacia los hijos. Como parte de esta tendencia, los padres, explica la autora, tienen la idea de que para ser buenos padres, deben estar siempre pendientes de todo lo que hacen sus hijos, por lo que tienden a llenar sus agendas con clases extracurriculares.
Incluso afirma, que en la hiperpaternidad, es usual ver cómo los padres se anticipan a las necesidades de sus hijos y les indican cómo actuar ante cada una de la posibles situaciones, impidiendo el desarrollo de la independencia, la autonomía y por ende reduciendo su tolerancia a la frustración.
Algunas características de la Hiperpaternidad:
Esta dinámica que se observa con más frecuencia en nuestra sociedad se nota de forma clara en dos tipos de padres.
El primer tipo es aquel que suele anticipar todo lo que puede ocurrir con sus hijos y anticipa la respuesta a cada situación, impidiendo que este se desarrolle.
El segundo tipo es aquel que invade el espacio de los hijos impidiendo que enfrenten algún tipo de dificultad por sus propios medios.
De forma sencilla, la hiperpaternidad suele identificarse por las siguientes características:
- Atención exagerada de los padres a los hijos: los hijos son los reyes y reinas de la casa y sus padres se convierten en sus súbditos, de manera que los hijos dan órdenes y los padres atienden a ellas y las solucionan.
- Sobreprotección: los hijos son considerados por sus padres como “ sagrados” ellos nunca pueden recibir ayuda de terceros y nadie más que ellos pueden involucrarse; ya que nadie lo hace tan bien como ellos mismos, la posibilidad de no hacerlo ello mismos podría exponerlos a algún tipo de “trauma”
- Creencia de que sus hijos nunca se equivocan y que nunca hacen nada incorrecto. Por el contrario quienes no los comprenden o toleran son las personas que los rodean, esto hace que siempre justifiquen las conductas de sus hijos y defiendan hasta lo que no se puede defender.
- Hijos con agendas llenas: este tipo de padres creen que el tiempo de ocio y juego es sinónimo de perder el tiempo y le resta la importancia que estos espacios tienen para el desarrollo de los hijos, por lo que ante la posibilidad de ocio, prefieren llenar las agendas de los hijos con muchos talleres y clases.
Estas dinámicas, traen consecuencias negativas en el desarrollo de los hijos, ya que reprimen el desarrollo óptimo de los niños y adolescentes a nivel emocional y social, afectando así el desarrollo de la inteligencia emocional y las habilidades blandas que son tan importantes en este tiempo.
Si como padres lo que queremos es promover personas integrales con valores, tolerantes a la frustración, con habilidades para hacerle frente a un mundo cada vez más complejo, es importante que evaluemos el tipo de padre que somos, perder el miedo a equivocarnos como padres y preocuparnos por ofrecer herramientas y espacios para que los niños y jóvenes puedan enfrentar la vida y sentirse exitosos a pesar de los fracasos que la vida pueda presentar.
Tratemos de dejar de lado un poco, lo que la sociedad nos empuja a hacer como padres, dejemos los prototipos de perfección de lado y enfoquémonos a ser la mejor versión de padres que podemos ser.
Te pregunto entonces: ¿Qué tipo de papá-mamá escogés ser?
Dra. Alejandra Rojas. Psicóloga – Coach
Tel 22366360
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